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Descubre si tu marca se ha convertido en un zombie (contestando 4 preguntas clave)

Zombie

Piensa en tu marca

Detente a observar la marca/s que comercializa tu empresa.  O las que se comunican desde tu agencia.  Y ahora formula en relación a ellas las siguientes preguntas:

  1. ¿Qué perdería el mercado/segmento en el que compite tu marca si esta desapareciese?
  2. ¿Tu marca es capaz de aportar novedades al mercado (al menos una cada año)?  Ojo, novedades no son gadgets que alguien en tu empresa considera relevantes pero que el usuario ignora, sino cualquier innovación que aporta un valor añadido para él (porque le facilita la compra, le ofrece nuevas soluciones de uso, mayor confort, más elección, etc.).
  3. ¿Tu marca es dueña de su propia historia?  E.d. ¿serías capaz de contarle en un trayecto de ascensor de no más de 15 segundos a un completo desconocido qué has contado hasta la fecha de tu marca a sus usuarios y qué es lo próximo que vas a desvelar?  No puedes dudar… un consumidor dedica bastante menos que 5 segundos en cada punto de contacto para analizar quién eres y decidir si te quiere o no en su vida.
  4. Y por último, si montásemos una fiesta donde los invitados son marcas competidoras, ¿qué rol desempeñaría la tuya dentro de la fiesta?  ¿Sería el gran animador o ese individuo gris que se refugia en una esquina sin hablar con nadie?

Birth, school, work, death

Esta canción tan nihilista de los Godfathers, habla de esas cuatro etapas por las que de un modo u otro, pasamos todos.  Siempre he encontrado un paralelismo entre el ciclo vital de las personas y el de las marcas.

Porque las marcas nacen, se hacen rentables mientras
satisfacen a sus clientes, crecen con ellos incorporándose a sus vidas y quizá contribuyen a hacerles un poco
más felices
.  Pero también envejecen.  Y mueren.

A menudo lanzo a mis alumnos de Marketing la pregunta trampa de que me digan una marca "eterna" y casi todos dicen Coca-Cola.  Pero Coca-Cola tuvo un orígen y si analizamos su cartera de productos, (unos en declive como Light, otros abandonados como Cherry y algunos en auge como Zero), nos damos cuenta de que también es una marca viva y en pleno desarrollo.  Y que envejece lentamente, pero envejece.

Y si las marcas nacen, crecen, producen y envejecen ¿por qué tan frecuentemente sus gestores se niegan a admitir que el epílogo de la vejez es inevitablemente la muerte?

Marcas Zombie

Miles de
marcas son condenadas cada año por sus fabricantes a agonizar como zombies en los puntos de venta.   Qué poco respeto a los muertos.

Pasea por un supermercado (pero no a doscientos por hora, como haces habitualmente, sino de forma pausada, observando) y las verás: marcas y productos en declive, indiferenciados y obsoletos por la llegada de otros
nuevos, más excitantes, más relevantes y útiles. El walkman
de Sony murió a manos del MP3, E-mule se cargó a Blockbuster, la fotografía digital
hirió de muerte a Kodak, el AVE y las low cost a Spanair…

¿Por qué
entonces resulta tan difícil a un fabricante dar sepultura a una de sus marcas?  ¿Por qué es tan doloroso retirarla del
mercado para dar paso a una nueva enseña en lugar de malgastar inutilmente recursos publicitarios
para inocular vida en un muerto viviente?  

Lo pregunto sólo retóricamente, porque tengo mi propia respuesta.  A ver que os parece:

  • Porque hasta un
    ochenta por ciento de las referencias disponibles en cualquier supermercado se encuentran en su fase de madurez
    . En
    consecuencia, el grueso del trabajo marketing en cualquier empresa va dirigido
    a sostener productos maduros.  Lo cual provoca la
    errónea interpretación de que la misión del marketing es prolongar eternamente
    el período de madurez de las marcas, cueste lo que cueste.  Y la mejor manera de hacerlo es bombardear a
    diestro y siniestro mensajes publicitarios cada vez más irrelevantes e
    indiferenciados.
  • Y, relacionado con lo anterior, porque
    innovar requiere mayor imaginación que pagar la factura publicitaria para intentar en vano prolongar
    la vida del zombie.  

La insistencia en convertir a la publicidad en el elixir de la eterna
juventud
es un callejón sin salida
que solo conduce a erosionar las cuentas
de resultdos de las marcas y a provocar la irritación y la huída del
consumidor.

¿En qué punto está tu marca?

Piénsalo, si tu marca no pasa el test de más arriba, quizá puedas poner el horno a funcionar y apostar por una nueva. 

En la que tengas todo por hacer:  puedes escuchar al consumidor, puedes detectar una necesidad no satisfecha, puedes observar los gaps existentes entre la oferta de la competencia, puedes diseñar una marca capaz de desarrollar un contenido buenísimo de forma continua.

¿Más ilusionante que continuar sufriendo?

P.S. Sé que el día a día de gestionar/comunicar una marca es bastante más difícil que escribir en un blog (porque lo he hecho toda mi carrera).  Y quizá estés pensando que todo esto está muy bien pero al final hay un business plan y unos objetivos que cumplir en términos de ventas y beneficios.  El problema es cuando la fijación con los beneficios de este año no te deja trabajar para que dentro de 10 años todavía haya beneficios.

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Marcilla cápsulas: ¿la vía del I+D funciona siempre?

Anoche, en medio de anuncios anodinos que no me cuentan nada que ya no sepa, me llamó poderosamente la atención un spot de cafés Marcilla en el que presentan sus nuevas cápsulas de café para utilizar con las tradicionales cafeteras de metal tipo italiano.

Marcilla

El mercado del café para consumo doméstico ha sufrido un proceso de dinamización considerable en los últimos años.  Primero fueron las máquinas Nespresso de cápsulas individuales, rápidamente desarrolladas gracias al músculo de distribución y comunicación de su fabricante Nestlé.  Pronto llegaron las imitaciones: hoy es posible adquirir una máquina de mini-cápsulas por sólo cincuenta euros. Como consecuencia, se estima que las cápsulas suponen ya más de un tercio de los 13.000 millones de euros que vale el mercado europeo del café.

Entre el despegue de este mercado y la innovación de Marcilla podemos asumir que está la caída de sus ventas de café para cafetera italiana.  Tanto la ingeniosa idea como el esfuerzo de I+D me parecen muy loables. La cafetera italiana mantiene ese aura de café más artesanal, con todo el sabor y aroma.  Tengo en la retina la imagen de mi madre preparando lentamente el café para toda la familia con una de esas cafeteras.  Además la ingeniosa configuración de las cápsulas ralentiza el proceso de filtrado dando como resultado un café todavía más aromático…

Me alegraría equivocarme, porque me encanta el producto, pero no le auguro mucho éxito.  Se trata de una estrategia de "follower" de libro: como mi core business está amenazado, voy a seguir la corriente predominante, voy a adoptar una estrategia lo más parecida a la del motor de la categoría.  A menudo lanzo en mis clases la pregunta de dónde está escrito que seguir la estrategia del líder es siempre el camino correcto.

Y menos cuando probablemente se trate de un líder de barro.  Podemos ver la explosión comercial de las cápsulas individuales como un triunfo del marketing, pero estamos también ante un fenómeno de consumo profundamente anacrónico y que en mi opinión experimentará un ciclo de vida efímero.  Por dos razones:

– las cápsulas son muy ineficientes desde el punto de vista medioambiental: en el mundo se generan unos mil millones de mini-cápsulas vacías como residuo anualmente (Nespresso ya ha detectado el problema e incorporado a su comunicación el argumento del reciclaje, de momento poco claro),

– las tendencias de consumo van en sentido opuesto: ahorrar en lugar de despilfarrar (mayor conciencia medioambiental, auge de las low cost, de las marcas de distribución, etc), desprendernos de lo superfluo y abrazar los productos más sencillos, más fáciles de identificar y de utilizar, que a menudo también son más baratos.  Obviamente estamos hablando de tendencias generales pero no nos equivoquemos: nuestro comportamiento como consumidores no va sólo de sentirnos bien con nosotros mismos, sino también de mostrar una imagen ante los demás.  ¿O alguno de vosotros consideraría socialmente aceptable manifestar ante los demás que no recicláis en casa?

Creo que la estrategia de Marcilla (y la de Nescafé) debería seguir siendo subrayar sus credenciales de sabor, aroma y calidad, en un café de preparado más lento.  Eso sí, quizás en un contexto más moderno y actual, más compatible con nuestra realidad.  Esto podría conseguirse con una estrategia de construcción de marca a largo plazo, fundamentada en el contenido y en la estrecha colaboración con los fabricantes de cafeteras italianas.  No en vano, las ventas de su mercado siguen siendo dos tercios de esos 13.000 millones.  Y aunque esas ventas se estén viendo amenazadas, no creo que ello justifique caminar en la misma dirección de Nespresso.

Por cierto, ya que el éxito de esta novedad depende fundamentalmente de su rápida viralización para conseguir cubrir los imponentes costes de desarrollo, comunicación y distribución que estarán teniendo, podrían haber dotado a la web de una mayor capacidad de viralización y haber permitido compartir el contenido en Youtube, Facebook, Twitter, etc.  Si la historia que estás contando es muy buena, no te pongas palos en las ruedas cercenando tú mismo su capacidad de difusión.

Esto del marketing consiste en trabajar con seres humanos, volubles e impredecibles (los consumidores) y por lo tanto se parece más a un arte que a una ciencia.  ¿Qué futuro dibujaríais vosotros para esta categoría?

Saludos.

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¿POR QUE MI OPERADOR DE TELEFONIA OFRECE MAS A LOS NO CLIENTES QUE A MI?

Es una pregunta que siempre me ronda la cabeza.

Los operadores de Telefonía tienen -de lejos- los organigramas de Marketing más complejos del panorama empresarial. Los departamentos suelen ser grandes, burocráticos y dispersos.

La principal consecuencia, a mi modo de ver es que, como resultado, su relación con los clientes es igual de dispersa y errática.  El mayor valor se ofrece siempre a los no clientes (descuentos, tarifas especiales, móviles gratis…), mientras los clientes observamos la escena con envidia, como un niño tras el cristal de una pastelería.

El siguiente gráfico muestra el crecimiento del parque de móviles en España en los últimos 7 años.  Ofrece una lectura muy clara: el mercado está saturado, las tasas de crecimiento a doble dígito son historia.  Utilizando terminología de ciclo de vida, ha superado sus etapas de introducción y crecimiento y se ha sumido en la madurez (esa etapa de incierta duración en la que se encuentran el 95% de los productos de consumo).

 

Moviles crecim

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el último informe de la Comisión para el Mercado de las Telecomunicaciones (Enero 2010) aparece el siguiente cuadro sobre el switching de clientes entre operadores:

Telefonia switching

 

 

 

 

Gracias a estas cifras podemos profundizar en la estrategia de Movistar (líder del mercado con un 43,12% de líneas):

– Movistar ha invertido la mayor parte de su presupuesto y dirigido sus mejores ofertas a los clientes de la competencia para lograr 112.000 altas (equivalentes a sólo un 0,5% de sus casi 23 millones de líneas contratadas). 

– Movistar ha bombardeado con publicidad a los 30 millones de clientes de la competencia, logrando convencer a 112.000 (un pírrico 0,37% del total).  Sí, lo sé, los ejecutivos de Telefónica justificarán que el restante 99,63% de la inversión no se pierde porque construye imagen de marca a largo…).

En este mismo período Movistar ha perdido 156.293 clientes, que anulan de un plumazo el esfuerzo de captación.

Mi pregunta es:  con el dinero que Movistar ha invertido en captar 112.000 clientes nuevos, ¿qué podríamos llegar a hacer para convencer a los 156.293 de que no nos dejen?. 

Veamos:

– Movistar invierte unos 460 millones de euros anuales en publicidad.  Asumamos que el presupuesto mensual fuese exactamente 1/12 de esta cantidad, e.d. 38 millones de euros. 

– ¿Qué sucedería si, en lugar de comprar espacio publicitario, invirtiésemos esos 38 millones de euros en incentivar a los 156.293 desertores para que no se fuesen?  Resultado: tendríamos 243 euros por cliente para invertir.

– ¿Os imagináis el agradecimiento que sentiría un cliente al recibir un regalo de 243 euros?

Ok, mi cálculo es una simplificación porque ni siquiera el data mining más experto conseguiría detectar con total precisión a los clientes con mayor propensión a desertar.  Pero lo que me importa es la reflexión general que subyace.

No sé, quizá me estoy perdiendo algo… Si alguien ve en la estrategia de captación y fidelización de Movistar alguna justificación adicional que he obviado, le ruego me lo diga.  No es que no duerma por las noches por culpa de esto, pero este obsceno derroche de dinero en la dirección equivocada (y más con la que está cayendo), me alucina.

Saludos irreverentes.