Categorías
desarrollo personal

10 consejos para buscar trabajo en publicidad (el post más compartido de «No Content, No Brand»)

Recupero hoy un post de aquellos tiempos donde nadie visitaba este blog y "nadie nos invitaba a ninguna fiesta". Dicho lo cual, el mercado laboral sigue casi igual de inmóvil y me temo que los consejos  siguen siendo vigentes.  Creo que por esa razón siendo el artículo más compartido en Facebook de la historia de "No Content, No Brand", así que aquí lo tenéis actualizado… 

Buscar trabajo
Hace unas semanas publiqué en este blog la historia de Nacho, un ex alumno de Publicidad que encontró trabajo gracias a uno de sus talentos (la música) y a su atrevimiento (hacer lo que quizá nadie habría osado hacer en su lugar: dedicarle una canción al jefazo de la agencia en la que quería trabajar).

Cierto que el sector publicitario se está contrayendo, no expandiendo y en esta situación es mucho más difícil encontrar trabajo de lo que era en 1995, cuando acabé la carrera.  Pero que el pesimismo de tus compañeros, o de los medios, o de tus familiares no te quiten la ilusión porque…

SÍ HAY OPORTUNIDADES

Hay algunas (pocas) agencias que sí necesitan personal.  Las que yo conozco son casi siempre empresas pequeñas y especializadas que se alejan de ese modelo hoy caduco de intentar jugar a médicos de cabecera (intentando meterse en todo sin masterizar realmente nada).  

Otras, como las centrales de medios, están en pleno proceso de reconversión en agencias "creativas" (me espanta el término, sólo es para que nos entendamos).  Y esas agencias del siglo pasado cuya única actividad era producir y airear spots van escupiendo profesionales que montan nuevos proyectos…

Sí hay oportunidades.  Lo que ocurre es que la oferta de empleo es mucho menor que la demanda.  Por tanto es imprescindible que te posiciones por delante de muchos miles de candidatos que buscan el mismo puesto que tú. Es una cuestión de diferenciación en un mercado saturado.  No hay más. Aquí va algo de combustible para motivarte.

10 COSAS QUE TE RECOMIENDO HACER HOY MISMO:

1. Reconfigura tus prioridades. No hace falta que te apuntes a un curso de yoga para alcanzar el karma, pero sí que consideres si  lo que te "vendieron" en la carrera (el glamour, los sueldazos y los leones, ornitorrincos o demás premios publicitarios) es realmente lo primero que quieres alcanzar.  Piensa qué eres feliz haciendo, porque es más que probable que si disfrutas con esa tarea, la harás brillantemente y también podrás ganarte la vida brillantemente en ese trabajo.  La pregunta es: ¿estás dispuesto a tener la paciencia necesaria para aprender, hacer un trabajo excelente durante mucho tiempo y solo entonces recoger los frutos?  

2. Empieza a construir tu propia red de contactos.  Si te limitas a buscar en Infojobs, no va a suceder nada.  ¿Te has fijado que a cada oferta de estos portales de empleo, se apuntan miles de candidatos?  Apuntarte es una lotería: lo más normal es que pases desapercibido porque nadie tiene tanto tiempo como para mirarse 1.000 CV´s.   Te recomiendo la estrategia opuesta: piensa en qué quieres trabajar y busca a quien te pueda acercar a ese puesto.  Cualquier ejecutivo responsable de contratar personal en cualquier empresa del mundo va a estar normalmente a un máximo de 3 grados de ti.  Esto quiere decir que seguro que conoces a alguien que a su vez conoce a esa persona clave para ti.  ¿Por qué no buscas ese contacto?  No quiero inducirte a pensar que debes limitarte a Internet (el networking en el mundo real es a menudo más productivo) pero Linked in puede ayudarte a visualizar estas conexiones. Haz la prueba: busca mi perfil en Linked In y verás cómo, con toda certeza, tienes algún conocido que está en contacto conmigo de forma directa.  
 
3. ¿Cómo hacer networking efectivo?  No existe mejor recomendación que esta: para ganarte el favor de los otros debes estar siempre dispuesto a dar mucho antes que recibir.  Sé generoso (llama, felicita, regala, envía información útil, ofrece tus propios contactos, da las gracias…), la gente lo nota y te lo devolverá antes o después.  Utiliza el sentido común: no molestes a alguien que no te conoce de nada si no tienes nada que decirle que le pueda interesar, pero acércate a alguien si crees tener la excusa perfecta para hacerlo.  
 
4. Considera la búsqueda de trabajo como una profesión full time.  Esto probablemente lo habrás oído antes.  Levántate a las 8.00 a.m.  Como cuando ibas a la facultad.  Y trabaja hasta las 17.00 horas por lo menos.  Divide tu día en bloques de tareas:  bolsa de trabajo on line, networking (acudir a eventos o simplemente, tomar café con un conocido, un ex-profesor, un amigo que tiene trabajo y puede aconsejarte), desarrollar tu marca personal (tu CV, tus tarjetas, tu imagen y perfiles online, tu propio contenido…), y por qué no preparar propuestas a medida para aquellas empresas en las que hayas detectado (positivamente) que tienes posibilidades.  Think Wasabi es un magnífico blog para aprender a organizar tu día a día.
 
5. Para encontrar tu sitio, segmenta.  ¿En qué eres realmente bueno?  ¿En qué estarías dispuesto a trabajar sin que te pagasen por ello? (no estoy diciéndote que admitas trabajar sin cobrar; personalmente creo que eso es inaceptable) pero sí que pienses con qué disfrutas más.  Y renuncia a todo lo demás.  Poner en tu CV que puedes ofrecer servicios de creatividad, comercial, producción, relaciones públicas, es la estrategia perfecta para que ese CV acabe en la basura (he recibido cientos de CV´s de estos…).  Olvídate de que el talento sea sólo genética.  Tú tambien tienes talento: lo último que se ha investigado sobre la materia demuestra que el talento depende en gran medida del hábito, la práctica y la experiencia en ese campo concreto.  E.d. si dibujas mucho es probable que termines dibujando bien.  
 
6. Desarrolla tu propia imagen personal: ¿cómo quieres venderte si no tienes argumentos para hacerlo?  Analiza tus fortalezas y debilidades, junto con las oportunidades y amenazas que te plantea el mercado de trabajo.  Redacta tu propio DAFO y plantéate tu posicionamiento diferencial: ¿qué puedes ofrecer que sea distinto a lo que ofrecen los demás candidatos y que resulte relevante a las empresas para las que te postulas?  Sólo entonces, ponlo en negro sobre blanco, con un CV, unos perfiles en redes sociales, ¿por qué no un blog? y (mandatorio), unas tarjetas de visita.  Sobre marca personal, lo mejor que puedes leer es el blog o los libros de Andrés Ortega.
 
7. Presenta a las empresas "propuestas a medida" en lugar de envíos masivos y especulativos.  Todos los ejércitos del mundo (todos) cuentan con medios limitados (tropas, municiones y provisiones que acaban por terminarse).  Lo que distingue a un buen general de un mal general es realizar la mejor administración posible de esos recursos.  En cristiano y trasladado al ámbito laboral: no malgastes cartuchos, ataca sólo donde puedan necesitarte.  Desarrolla "propuestas a medida", que decíamos en el punto 4.  Los CV´s especulativos que comienzan por "muy sr mío" no sirven absolutamente para nada.  Un envío personal, con una carta, una canción como Nacho, un book, o cualquier otro "pack" que te diferencie sin ser excesivamente artificioso ni robar mucho tiempo a su destinatario, es mucho mejor.  Inspiración sobre cómo y dónde atacar en Tsun Tzu, un libro chino de estrategia militar del que seguro que has oído hablar, escrito hace más de 2.500 años.
 
8. Cuida tu imagen.  Para trabajar en publicidad, nadie te pedirá corbatas de Hermés, camisas con tus iniciales en el pecho o gomina (si lo hacen, sal corriendo), pero sí un aspecto acorde con el puesto que desean cubrir.  Es lo que hay.  Si tienes tatuajes por todo el cuello, eso será un plus para trabajar en una tienda de moda o en muchos negocios de hostelería, pero probablemente no en una consultora de Branding.  Si vas vestido de seminarista, a lo mejor das en el clavo en algún anunciante pero quizá no causes mucho furor en un estudio de diseño o en una productora.  Puedes seguir siendo quien eres y hacer esto compatible con el entorno en el que trabajas: tu carácter enriquecerá el sitio donde trabajas sin necesidad de que vayas en chanclas.
 
9. Busca pseudo-trabajos hasta que tengas trabajo.  Hasta que encuentres ese trabajo remunerado que ambicionas, puedes realizar un montón de tareas que te ayudarán enormemente.  Puedes colaborar con ONG´s como voluntario, escribir un blog para que tu know-how sea visible en la nube a un montón de contratadores potenciales, puedes ofrecer tus servicios como freelance desde ese mismo blog, puedes editar un libro tú mismo (en Bubok, por ejemplo) que cuente tu historia, el trabajo que has hecho hasta la fecha y por qué es importante (imagínate que esa sea tu CV…).  Todas esas cosas te permitirán estar activo, más alerta a posibles oportunidades, más motivado a relacionarte (networking) y más empático de cara a posibles entrevistas, además de que todas ellas pueden engrosar tu CV.
 
10. Documéntate cuando quieras conseguir o vayas a asistir a una entrevista.  Si es que ya tienes una entrevista, lo cual es un signo muy positivo. Por mucho que hayamos evolucionado como especie, sigue sin haber mejor truco para engatusar a otro ser humano que hablarle positivamente de lo que ha hecho/conseguido. Habla a tu entrevistador de lo que has leído y te ha impresionado de su empresa y si ves una bolsa de palos de golf cerca de su mesa, pregúntale sobre su afición, aunque a ti te repatee.  Le encantará contártelo. 
 
A por ello: estos 10 puntos no son milongas, son cosas prácticas que puedes empezar a hacer hoy mismo.  Estoy a vuestra disposición para aclarar o debatir cualquier punto.
Categorías
desarrollo personal

40 tacos: ¿buen momento para reorientarte profesionalmente?

Recupero hoy un post que publiqué hace un par de años.  Sigo pensando igual al 100% y sigo empeñado en hacer lo que me gusta… cuando puedo.

[…]

Una Nochevieja a lo bestia

Ultimamente lo hablo con mis amigos porque nos está sucediendo a todos: llegar a los 40 es como vivir de pronto una Nochevieja a lo bestia en la que, por mucho que intentes evitarlo, repasas todo lo que has hecho los 365 días anteriores. 

En este caso repasas lo que has hecho durante esos 40 años, quizá sin mucha intención de utilizar esa reflexión como combustible para redirigir tu futuro… pero no conozco a casi nadie que no empiece a hacerse preguntas al llegar a esta edad. Y la mayor parte tienen que ver con 15 ó 20 de esos 40 años, los que previsiblemente habremos pasado trabajando.

Preguntas como las que siguen a continuación.

¿He llegado a dónde quería?

Como explico en Game Over, la mayor parte de nosotros llevamos marcado a fuego en nuestro cerebro que el éxito equivale a la fortuna económica y a la admiración ajena.  Lo llevamos grabado a fuego porque así nos lo han enseñado en la escuela y en la Universidad.  En Oriente, por el contrario, el éxito se asocia con el equilibrio personal (con uno mismo y con los demás) y en Africa, habitualmente por el vigor físico (bastante tienen con sobrevivir…).

Por tanto el prototipo de persona exitosa es ese amigo que todos tenemos a quien le ha ido de cine trabajando por cuenta ajena y ha llegado a Director General o CEO o bien ha montado una empresa que le funciona como un tiro.  Y además se está forrando.

Claramente, no mola que a los demás les suceda esto y a ti no.  Si alguna vez has pensado esto, es posible que te haya quedado la sensación de que se está haciendo tarde y todavía tienes los deberes a medio hacer.

¿Seré capaz de llegar algún día hasta donde quiero?

En el año 2005 decidí que yo sí tenía los deberes a medio hacer así que dejé mi puesto como Director de Servicios al Cliente en una de las grandes agencias de publicidad de este país para montar mi propia empresa. Y me pegué la leche más grande de mi vida, teniendo que cerrar tres años más tarde 3 centros de producción con una facturación conjunta de medio millón de euros y despedir más de 20 empleados.

Eso tampoco mola nada, os lo puedo asegurar.

Varios meses después de que el juego se acabase, me dí cuenta de que me había lanzado al vacío sin tener una idea clara de lo que de verdad quería conseguir con ese cambio de dirección tan drástico. 

¿Dónde quiero realmente llegar?

El problema de partida es que somos esclavos de una noción totalmente materialista del éxito.  Vivimos distraídos por multitud de tentaciones, objetos materiales que en la mayor parte de los casos son prescindibles, obligaciones que nos auto-imponemos y nos imponen los demás…

Y esta escalada permanente nos obliga a priorizar el "tener" sobre cualquier otra noción de logro.  Desde ese punto de vista el "ser" (e.d. conseguir un equilibrio contigo mismo y con tu entorno nos importa un bledo) y el "hacer" (e.d. desarrollar un trabajo excelente, tan bueno que nuestros clientes se lancen a nuestros brazos y no a los de la competencia) son secundarios.  Esta disyuntiva no es mía, sino de Mario Alonso Puig, los que seguís el blog ya la conocéis porque me gusta mucho, ya la he mencionado otras veces.

Seguro que en más de una ocasión de has preguntado dónde quieres llegar realmente.  Yo también lo he hecho muchas veces.  Pero habitualmente me he equivocado en la respuesta.

Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría dedicarme a esto en lo que estoy invirtiendo mi tiempo?

Menuda preguntita, ¿no?

No queremos oir ni hablar del tiempo que nos queda.  Y sin embargo, como nos decía Steve Jobs en la célebre ponencia que sin duda ya has visto, tener la muerte presente es imprescindible para que tomemos conciencia de cuáles son nuestras verdaderas prioridades.

Yo ahora mismo tengo claro que el "hacer" mi trabajo a tope de mis capacidades (limitadas como las de todo el mundo) y disfrutar con ello es mi principal objetivo y también la vara de medir de mi éxito personal.  No la pasta que gano.

El dinero viene (o vendrá) después.  Porque todo trabajo entraña un servicio a terceros (tus clientes).  Y es imposible que te ganes su fidelidad si no estás bien ("ser"), porque sólo disfrutando con lo que haces podrás maximizar tu nivel de energía y creatividad y hacer un trabajo excelente.  ¿O es que tú trabajas bien atenazado por el estrés, el miedo a fracasar, la sobre-responsabilidad, la depresión por un curro que no te gusta? 

Yo no: por eso me fue mal en mi primera experiencia empresarial.  Así de sencillo.

Lo importante es el camino, no el destino

Si sólo nos fijamos en el destino, tarde o temprano nos llegará el minuto 90 y entonces y echaremos de menos todo aquello que dejamos de hacer sólo para ganar más dinero para cambiar de coche y de casa.

Robin Sharma, el mundialmente conocido autor de "El Monje que vendió su Ferrari", lo explica mucho mejor que yo:

 

Piénsalo.  Yo no me considero exitoso para nada. Pero sí tengo la sensación de que, por primera vez dirijo mi vida en lugar de correr detrás de ella apagando fuegos, que es lo que hice de los 20 a los 35.

Saludos a todos.

Categorías
desarrollo personal emprendimiento

¿Eres emprendedor? Por qué tu principal obstáculo puedes ser tú mismo

¿Tu principal enemigo eres tú mismo?

Me dí cuenta de que mi principal enemigo era yo mismo cuando ya era tarde para salvar mi primer negocio, una cadena de restaurantes "fast & natural" (llegamos a tener 3 restaurantes operativos en la Comunidad de Madrid en tan sólo 3 años).  Puedes leer sobre ello aquí sin necesidad de comprarte "Game Over", el libro sobre mi experiencia que publiqué hace un par de años.

Game over

Podría echarle la culpa de aquello a la crisis, a un equipo desmotivado o a unos clientes que no llegaron a entender nuestra propuesta.  Pero me estaría engañando a mí mismo.  El principal causante del cierre de la empresa fui yo.  Y no por falta de empeño, sino por exceso de celo…

Después de una década de investigación, Noam Wasserman de la Universidad de Harvard llegó a la conclusión de que dos tercios de las nuevas empresas no fracasan por problemas exógenos a la empresa, ni por ausencia de clientes o de liquidez en un momento puntual.  Lo hacen como consecuencia de problemas personales que terminan por ahogar a sus fundadores.

¿Nos marcamos retos inalcanzables..?

Las evidencias apuntan a que estos problemas casi siempre se desencadenan como consecuencia de ponértelo imposible, de una de estas formas:

  • Marcándote retos muy superiores a tus capacidades.  En mi caso, no sabía lo suficiente sobre hostelería ni tenía los suficientes recursos para arrancar mi actividad rodeado de profesionales que sí supiesen.  La ambición, en mi caso, se convirtió en un caballo desbocado al que no supe detener a tiempo.
  • O bien marcándote retos alcanzables, pero completamente alejados de aquella actividad que adoras ejercer (que normalmente coincide con aquello en lo que eres bueno, porque al gustarte le dedicas un montón de tiempo hasta que te conviertes en un experto).

Da lo mismo: ambos caminos conducen a la infelicidad, a marcarte un rumbo errático, un destino absolutamente imposible de alcanzar.

Jamás te alejes mucho de lo que querías ser de mayor

Fíjate en este gráfico que preparé hace tiempo con la ayuda de mi hija Alejandra: 

Grafico alex

Cuando somos niños nos imaginamos que en el futuro nos dedicaremos a algo relacionado con cierta vocación que vamos desarrollando (mi padre siempre quiso ser marino, mi hermano militar y yo escritor – he de decir que de momento soy el único que no ha conseguido vivir exclusivamente de su actividad preferida 🙁

Ciertas tribus nativas de América creen que cada individuo nace con un talento innato que desarrolla durante su vida y del que puede beneficiarse toda su tribu.  Este asunto puede parecerte esotérico, pero a poco que lo pensemos, realmente cobra su sentido.  Si te dedicas a aquello para lo que tienes talento, es más fácil que llegues a buen puerto.

Como apunta el Dr Mario Alonso Puig (con el que tendré la oportunidad de reencontrarme una vez más en un evento que estamos preparando), primero es siempre SER, luego viene HACER (producir, como consecuencia de estar bien) y sólo finalmente TENER (conseguir un bienestar y un estátus como consecuencia de lo que eres capaz de hacer). El problema en los tiempos que vivimos es que lo queremos hacer todo tan rápido que sólo el TENER parece tener sentido y merecer nuestra atención.

Pero pasa el tiempo y esas urgencias que todos conocemos (la hipoteca, los coches, el cole al que debo enviar a mis niños) nos hacen desviarnos de nuestro camino.  Ciertas desviaciones son aceptables, pero cuando realmente aquello a lo que nos dedicamos entra en conflicto con nuestros sueños y expectativas, tenemos un problema.

Un problema bien gordo…

Mi problema fue darme cuenta de ello cuando ya había invertido un pastizal en mi negocio.  Mi gran suerte es que todo ese pastizal que perdí ha sido como un máster en mi mismo y en mi futuro: ahora creo conocer mejor cuáles son mis limitaciones y en qué debo invertir mi tiempo para disfrutar de lo que hago y (insisto, frecuentemente es lo mismo) hacer lo posible por vivir de ello.

Saludos a todos.

 
Categorías
desarrollo personal emprendimiento negocios

Por qué pienso que hoy es el mejor momento para emprender

Crisis, crisis, crisis…

No son tiempos fáciles. 

En estos últimos meses la palabra “crisis” aparece de un modo tan omnipresente en los medios y en las conversaciones cotidianas, que probablemente habrás preferido mirar hacia otro lado.  Al menos es lo que yo hago: estoy un poco harto de tanta negatividad.

Crisis
Si tecleas “crisis” en Google te encontrarás con 138 millones de resultados. En Google Trends, por otro lado, se observa que el término tenía un protagonismo marginal en los medios hasta que a principios de 2008 se asienta en las cabeceras de la prensa y en las conversaciones de los blogs y los foros de opinión.  Donde se ha mantenido hasta hoy.

La opinión generalizada es que lo que está sucediendo no son culpa nuestra.  Sufrimos la convalecencia de una economía hinchada artificialmente por el interés de las élites políticas y bancarias.  Una deuda galopante del estado que al final tenemos que pagar con crecientes recortes en el estado del bienestar y una tasa de desempleo intolerable (porque es una lacra social y porque lleva al Estado a pique tener que subsidiar a más de 4 millones de personas en lugar de recaudar impuestos sobre su trabajo). 

Sin embargo, Alex Rovira apunta que sí fuimos inconscientes, que "nos gastamos el dinero que no teníamos en comprar cosas que no necesitábamos para impresionar a gente que no conocíamos, avalando todo ello con activos que no valían lo que costaban".  En definitiva, que nos dejamos arrastrar.

En cualquier caso, también parece una actitud profundamente arraigada que lo único que podemos hacer es sentarnos a esperar...

¿Momento de conservar?

Se atribuye a San Ignacio aquello de "en tiempos de aflicción, no hagas mudanza".  Conserva lo poco (o lo mucho) que tengas.  Aférrate a tu trabajo, a tus ahorros… hasta que la tormenta amaine.

Tsunami
Tengo dos reflexiones al respecto:

  • La tormenta no va a amainar mucho en el corto plazo.  No por lo que diga o deje de decir el FMI sino porque tardaremos décadas en bajar la tasa del desempleo al 8% de hace 7 años, y al final esa es la principal vara de medir que deberíamos utilizar para diagnosticar la salud del enfermo.
  • Sin embargo, el hecho de que la tormenta no amaine puede tener, paradójicamente, un efecto positivo sobre ciertos modelos de negocio.  

¿Nuevos modelos sostenibles?

Me explico.

La naturaleza es mucho más sabia que nosotros los humanos.  Porque se fundamenta en sencillas leyes que velan por su equilibrio.  Ciencias como la zoología o la paleontología nos muestran la lección básica de la naturaleza: cuando una especie se apropia de una supremacía sin reparto, corre inevitablemente hacia su perdición.

Estas son los resultados que el modelo económico de "nuestra especie" ha obtenido en los últimos años:

  • Desde el año 2.008, el número de empresas solicitantes de concurso de acreedores se ha multiplicado por cinco en nuestro país.  
  • En este mismo período, el número de empresas censadas ha descendido en 171.663, equivalente al 5% del total.
  • En los últimos cuatro años nuestro país ha sufrido una pérdida neta casi trescientosmil trabajadores Autónomos. Casi un 15% del total.

Esa misma ley natural nos muestra que este modelo por el que se regían nuestras empresas, las administraciones de los países y el conjunto de la actividad económica es simplemente insostenible.  Y cuando escribo sostenible no me refiero tan solo a la viabilidad económica de las empresas, sino también al bienestar presente y futuro del ciudadano y a la protección del planeta en que vivimos.

2 buenas noticias

Es posible que tú que estás leyendo este artículo estés en una de estas situaciones:

  • Trabajas por cuenta ajena pero no estás tranquilo.  Temes perder tu trabajo actual y quieres encontrar un nuevo camino antes de que llegue ese momento fatídico.
  • Quizá ya hace tiempo que buscas un empleo sin encontrarlo y estás muy desgastado. Quizá pienses que tu mejor (o tu única) salida es aventurarte en tu propio proyecto empresarial.  (No puedo empatizar más contigo en este caso: yo estaba exactamente en ese punto hace 5 años).
  • Tal vez estés terminando tus estudios y no tienes muy claro lo que quieres hacer, o piensas que lo que puedes realmente hacer se da de bruces con lo que quieres.

En cualquiera de estos casos el momento actual depara dos buenas noticias para ti:

  1. En un momento de cambio tan acentuado, las necesidades de todo consumidor se reconfiguran drásticamente.  Los lazos de fidelidad que nos mantienen unidos a determinadas empresas, negocios y marcas de referencia, se relajan para conceder una oportunidad a nuevas ofertas capaces de aportar un valor único.  Como habrás observado, es un buen momento para ofertas low cost, honestas, robustas, productos sencillos que resuelvan necesidades evidentes.  No es momento para fuegos de artificio, para productos excesivamente complejos.  La economía digital te abre nuevas puertas en este sentido: puedes echar a andar con inversiones moderadas; y si puedes, idealmente sin endedudamiento.  No lo dudes: una de estas nuevas empresas puede ser la tuya.
  2. La crisis nos ha enseñado su doble vertiente: por un lado nos angustia profundamente.  Por otro, es en los momentos difíciles cuando podemos relativizar, concediendo menos importancia a aquellas cosas que no la tienen.  Te lo digo más claro:  cuando tienes menos que perder, es más fácil que te atrevas a dar ese paso que tanto ansías.  El de montar tu propia empresa. Permíteme que utilice una imagen para ayudarme a explicar esta última idea: como el suelo es más inestable que nunca, echar a volar no supone un cambio tan brusco y parece una alternativa más deseable que nunca. 

Puede que sea el mejor momento posible para ti.   Tu propio confort ya no te retiene, piénsalo.

Os dejo con esa pequeña invitación al optimismo.  Saludos a todos.

Categorías
desarrollo personal emprendimiento negocios

Las 5 MILONGAS MÁS COMUNES de los expertos en «EMPRENDIMIENTO»

Hoy he decidido rescatar un post de hace unos meses que esta vez no iba sobre publicidad sino sobre emprendimiento.  Porque como empresario que soy (microempresa pero empresa al fin y al cabo), suelo leer mucho de lo que cae en mis manos sobre emprendimiento, start ups, modelos de negocio, etc.

Y he de decir que la mayor parte de lo que leo es decepcionante.  La literatura de desarrollo empresarial muestra poderosas analogías con la de desarrollo personal, y como ésta, está habitualmente repleta de clichés, promesas vacías y banalidades. No sé si alguna vez habéis llegado a la conclusión de que algunos libros no son más que una copia de otros, y la única innovación que aportan es un título diferente.

Por mi propia experiencia como empresario (tuve una primera empresa que cerró, como cuento en "Game Over"), hay cinco grandes milongas que aparecen en este tipo de libros de forma recurrente:

1. Si quieres alcanzar el éxito, visualiza el éxito

Gran patraña donde las haya. 

Desde luego que para ejercer cualquier actividad con un mínimo de garantías, primero tenemos que poner en orden nuestra casa (cómo estamos por dentro), pero esto no equivale a buscar el karma en posición de loto, sino a descubrir qué tipo de vida queremos llevar y si nuestro proyecto profesional encaja con ese modelo.

No podrás visualizar el éxito si nunca te has planteado qué es para ti el éxito (“tu éxito”).

2. El éxito es un éter en el que flotan billetes de 500 euros, fama y poder

Depende.  Quizá para ti no. (Comparto contigo que para mí tampoco).  

Si consideras por un instante que todos vamos a morirnos, es fácil reconocer en cadena que:  1. el tiempo es el regalo más valioso que tenemos y que: 2. mi proyecto de vida no puede consistir en una carrera asfixiante en la que sacrifico mis días, uno tras otro, en pos de un objetivo que jamás alcanzaré.

Y no lo alcanzaré porque en el momento que trinque los billetes de 500 euros, querré más billetes de 500 euros.  En el momento en que de mí dependa un departamento de 20 personas, aspiraré a dirigir uno de 50.  En el momento en que me entrevisten en TV gallega, ansiaré ser entrevistado en TVE.

E.d. si somos totalmente sinceros con nosotros mismos, el éxito no puede ser un objetivo sino un viaje continuo.  El éxito es lo que haces cada día, en tu actividad profesional pero también en tu ámbito personal.

3. Cualquiera puede convertirse en emprendedor.

Falso. 

Cualquiera puede convertirse en empresario (titular de una empresa).  Cualquiera puede montar una empresa orientada a permitirle ejercer su profesión (panadero, publicista, electricista, abogado…) por su cuenta y sin jefes.

Pero convertirse en emprendedor es algo muy diferente.  Según la RAE un emprendedor es quien acomete acciones dificultosas o azarosas.   Es decir, un tipo como Bear Grylls el de “Superviviente”.  

Superviviente
No es que para ser empresario tengas que comer orugas, nadar entre tiburones o dormir en la copa de un árbol, pero sí atesorar las cualidades para convertirte en un pionero en terra incognita (el mercado al que decidas lanzarte).

Porque eso es exactamente un empresario en nuestros días, un gladiador sobre un suelo tan poco firme que parecen arenas movedizas. 

4. La ilusión lo puede todo.

Falso.

La ilusión puede ser tu peor enemigo por dos razones:

  • Porque si no la controlas, la ilusión puede hacer que te tires desde un quinto piso pensando que puedes volar.  Y no es el caso: yo lo hice una vez y me estampé sobre el suelo.  Ilusión sí, pero limitada por el más sincero realismo.
  • Porque la ilusión nunca viene sola.  Igual que cuando abrimos un huevo la clara viene acompañada de la yema, la ilusión siempre viene acompañada del temor

POTENCIAL EXITO

El temor a fracasar y a ser señalado por todos los demás como un inútil.  El mismo temor que te mueve a seguir adelante cuando en tu fuero interno sabes que el juego se ha acabado y deberías batirte en retirada.

5. Un empresario nunca se rinde

Afirmación muy socorrida para vender libros o arrancar aplausos de una audiencia pero escasamente ajustada a la realidad.

No pasa nada por batirse en retirada.  Hace un par de años leí un libro fantástico de Seth Godin titulado The Dip sobre este mal endémico del mundo empresarial: nadie quiere equivocarse, nadie quiere reconocer que su barco se hunde y este pavor al error y al fracaso a menudo ejercen como un lastre personal, empresarial y hasta social. Recuerda la gestión de nuestro último gobierno, el escándalo de Bankia, los desplomes de Martinsa o de Spanair, la sonrojante situación de los clubes de fútbol…

La clave del progreso en cualquier ámbito de la vida consiste en reconocer un error cuando lo cometemos.  Nuestra vida es como un videojuego en el que cada día vamos haciéndonos más expertos: sin error, y sobre todo, sin el aprendizaje que se deriva del error, la especia humana no conocería el progreso y no podríamos ascender al siguiente nivel del videojuego.

No pasa nada por abandonar un proyecto o una empresa cuando llega el momento de hacerlo.  Eso no nos convierte en peores profesionales ni nos invalida para otros proyectos futuros.

Resumiendo

No dejes que esos libros te marquen el camino por muchas copias que hayan vendido. Todos quieren mostrarte lo que debes hacer, pero eso es imposible.  Tu camino solo puedes encontrarlo tú mismo:

  • ¿Qué eres feliz haciendo hasta el punto de que admitirías trabajar gratis en ello?
  • Objetivamente, ¿podrías ganártela vida haciéndolo?
  • ¿Esa actividad te permitiría equilibrar tu vida laboral y personal o terminarías colapsando? (no es coña, a mí me ha pasado)
  • Si ya lo tienes, lánzate.  Pero no confíes en tu ilusión, ni en tu perseverancia, ni en tu trabajo duro: ninguno de esos ingredientes te garantizan la receta perfecta.  Confía en tu capacidad para tomar muchas decisiones y quizás equivocarte todos los días.  Y en tu lucidez para aprender de ello porque ese es el principal activo de un emprendedor en un contexto de cambio continuo como el actual.

Mi opinión es que es vital buscar ese camino: ese modelo de negocio sostenible, compatible con nuestra propia vida y con nuestro entorno:

  • Vital para ti si el trabajo que estás desempeñando en este momento no te hace feliz.
  • Vital para el país en el que vivimos, porque ni los bancos ni las grandes multinacionales ni el gobierno de España ni el de la Unión Europea van a sacarnos de ésta.  Solo pueden sacarnos 500.000 nuevas PYMES y autónomos que sustituyan a los 500.000 que el tsunami de la crisis se llevó.

Saludos a todos.

Categorías
desarrollo personal

Del reto a la marabunta: por qué dejé las carreras populares

Comencé a correr

Comencé a correr por casualidad hace quince años.  Preocupado por una barriga incipiente consecuencia de un cambio muy extremo de trabajo y rutinas.  Por aquel entonces se cruzó conmigo por primera vez un maratoniano, e.d. un tipo que había logrado terminar un maratón.  Su hazaña me hacía verle como un “elegido”, un vencedor de una batalla épica en una distancia eterna (los 42 km, 195 metros).  Le veía tan héroe como a Filípides, el primer maratoniano.

Filipides

Varias veces a la semana, nos juntábamos para correr en el Retiro, donde era frecuente que los perros, por entonces poco habituados a ver humanos corriendo en paños menores, se desgañitasen en ladridos a nuestro paso.   Al cabo de un par de meses un día, subiendo por la cuesta del Angel Caído, me dí cuenta de que mi admirado maratoniano resoplaba como un búfalo.   ¿Podría mi resistencia haber aumentado tanto como para aguantar más que él?  ¿Significaba esto que tendría alguna oportunidad de convertirme yo mismo en maratoniano?  ¿Acaso ese reto agónico estaría algún día a mi alcance? 

Mi primera carrera

A los pocos meses, ilusionado con mis progresos, decidí apuntarme a una carrera popular.  

No se me ocurrió nada mejor que apuntarme a la media maratón más dura de la Comunidad de Madrid: la de Fuencarral. Recuerdo que acudí a ella con un respeto reverencial hacia la carrera en sí y hacia los demás corredores.  Casi salía de mí pedir disculpas por colarme en la línea de salida junto a tipos tan finos como africanos, con barbas hirsutas y piernas secas y depiladas… Con mucha, mucha mili de correr, en definitiva.  

Terminé aquella media maratón en la mitad del paquete y con muy buenas sensaciones.  No fue casualidad: el atletismo es 100% generoso porque te devuelve siempre en proporción a lo que tú le has dado.  Y yo llevaba entrenando varios meses a razón de 5 días a la semana.

Un modo de vida

Contento de cómo me había ido, a ese medio maratón siguieron otros muchos.  Cada carrera era un nuevo reto para acercarme lo más posible a mis límites:  no hablo sólo de cronómetro sino también de sensaciones, de experiencia.  Una oportunidad de beber mejor en carrera, de apretar en el tramo final, de no clavarme en las cuestas, de distraerme en la primera parte de la carrera y concentrarme en la segunda, de disfrutar en definitiva el día de la carrera, de todo lo que me había esforzado en los entrenamientos.  "No me gusta entrenar.  Entrenar es algo que hago para cobrarme mi recompensa y disfrutar el día que compito" (Sebastian Coe).

Y enfrentarme yo mismo a los 42 km apareció como el siguente reto, de forma natural.  Me leí los escasos libros que por aquel entonces existían sobre la distancia y me suscribí a Corricolari: aquella mítica revista donde escribían runners expertos, atletas, entrenadores profesionales, repleta de consejos que a mí me parecían oro puro sobre alimentación, preparación, estiramientos, y cómo no, sobre las liturgias previas a la carrera. Y por supuesto era el único sitio donde por aquel entonces podías informarte sobre las fechas y lugares de las carreras.  Cada ejemplar de Corricolari me iba convirtiendo en un miembro más de esa tribu a la que quise pertenecer el primer día que me presenté a una carrera.  

Mi primer maratón fue en Madrid.  Todavía recuerdo la incertidumbre, la “paciencia del eremita” (Abel Antón) durante la primera parte de la carrera, aquella sensación de ir bien de combustible al entrar en la Casa de Campo y los pelos de punta chocando manos con los niños apostados junto al asfalto en Méndez Alvaro, consciente de que lo iba a lograr, que iba a llegar a meta.

Maraton palma

Aquel día me dí cuenta que estaba lejísimos de llegar a mi techo, y que acercarme a éste suponía un reto todavía más poderoso.  Así que me uní a un grupo de entrenamiento en el estadio Vallehermoso.  Un grupo espléndido formado por gente de todo perfil, como Víctor, como Eduardo, como Angel, como Pablo.  Un grupo preparado con una dedicación y un rigor que posiblemente jamás merecí por el entrenador de fondo con más talento de este país:  Jerónimo Bravo.

Con tales ayudas, el viaje se hizo cada vez más grato.  Salir del trabajo con la bolsa de deporte camino de Vallehermoso era una gozada.  Entrenar con esta gente era mi oasis de paz, aún sabiendo que en esas cuestas, esas series o esas sesiones de gimnasia, ibas a sufrir de veras…

Realmente correr tranformó mi vida, hasta convertirse no en una rutina más, sino en una filosofía que lo dirigía todo, que lo empapaba todo.  Y que hacía que saliese a correr con la motivación de un toro, un domingo temprano aunque me hubiese acostado de madrugada mazado a copas, o que le quitase tiempo o protagonismo a todo lo demás, o que las zapatillas se conviertiesen en una parte más de mi equipaje, viajase donde viajase.

Por eso, luego vinieron trece maratones más.  En  San Sebastián, en Sevilla, en Mallorca, en Berlín, en Nueva York…

No es para tanto

No pretendo impresionar a nadie.  Deliberadamente no voy a hablaros de marcas.   Esta historia no va de records ni conquistas: el ámbito de los records pertenece a los atletas profesionales. La medalla de los atletas populares es la superación, a la que sólo puede llegarse por el camino de la perseverancia y el esfuerzo.  

Y lo bueno de esto, es que NO ES PARA TANTO.  Para correr maratones no hace falta ninguna cualidad especial.  Es mentira que requiera un esfuerzo hercúleo.  No te creas a nadie que te hable en términos épicos del muro, o de que se le apareció la vírgen en la línea de meta.  La gente exagera mucho.  Y exagera más cuanto menos sabe.

Superar a tu rival

Sin embargo, sí existe un requisito imprescindible para alcanzar ese éxito y (en mi opinión) para que la actividad del running tenga sentido.  Que batas a tu rival.  Y en esto, tu único rival eres tú mismo. 

Para batir a ese único rival, lo único que debes hacer es entrenar con perseverancia para mejorar.  Pero DEBES hacerlo.  Permíteme decirlo más claro todavía: el atletismo popular no puede entenderse sin la perserverancia y el esfuerzo.  Al menos no el atletismo popular al que yo estoy dispuesto a dedicarle tiempo. 

Crack!

Hace 5 años me inscribí en el maratón de Londres.  Estaba en el mejor momento de forma de mi vida:  había mejorado mi marca en maratón (Mallorca), terminando entre los quince primeros, en media maratón (Getafe) y en 10.000 (San Silvestre Vallecana Internacional) de forma consecutiva.

Y en ese preciso instante mi salud hizo crack, por razones que no vienen al caso ahora mismo.  Tuve que cancelar mi viaje y comenzó una travesía por el desierto (que duró cerca de 3 años) donde tuve que dejar de correr por completo.  

3 años más tarde

Como todo pasa, transcurrido ese tiempo volví a presentarme en la línea de salida de una carrera. Con la misma prudencia de siempre.

Pero me encontré un cuadro muy diferente a aquél del que había formado parte tantos años.  El número de participantes en cualquier carrera se había multiplicado.  La mayor parte de la gente que me rodeaba era (a simple vista) totalmente ajena al mundo del running: ni sus rutinas previas a la carrera, ni su apariencia física, ni siquiera su actitud de respeto respecto a la carrera y a los demás corredores tenían nada que ver con mi experiencia del pasado.

Es como sí durante aquellos 3 años me hubiesen hibernado y trasladado a una galaxia muy lejana. Y en la nueva galaxia, yo ya no pintaba nada. 

Por qué ya no participo en carreras populares

Por eso hace ya dos años tomé la decisión de seguir entrenando a mi ritmo, pero prescindir de las carreras populares.  Hay gente que me ha preguntado por qué, ahora que tengo más conocidos alrededor que corren de vez en cuando y con los que podría sentirme más acompañado.  Por eso quería ponerlo por escrito.

Ya no participo en carreras populares porque se han masificado y se han difuminado totalmente sus valores. Por si esto no es suficiente, aquí van unas cuantas razones más:

  • Porque el celofán (los elementos externos, el ruido de los patrocinadores, las convocatorias masivas)  ha sustituido a la experiencia (el reto, la superación, el entrenamiento en silencio).
  • Porque cómo vayas de maqueado se ha convertido en algo más importante a cómo funcionen tus piernas.
  • Porque parece que para sentirse corredor es más importante ponerse un dorsal y un chip en la zapatilla que pensar como un corredor y comportarte como un corredor.
  • Porque la feria (no la feria del corredor la víspera de la carrera sino la feria de la meta y la salida), han sustituido a la concentración que permite gozar de verdad de la carrera.
  • Porque pensar que la ilusión de correr se reduce a ponerte un pantalón corto los domingos, es como vivir en Matrix sin saber que hay un mundo real más allá.
  • Porque se ha perdido totalmente el respeto a los demás corredores:  cualquier runner en bermudas con una rutina de carrera parecida a la de un elefante puede situarse delante de ti en la salida, cruzarse varias veces por delante de ti, incluso pisarte, para luego abandonar o continuar caminando el resto de la carrera…  Por supuesto, cualquiera de estos domingueros tiene derecho a presentarse en la línea de salida.  El mismo que tengo yo a no querer correr a su lado.

Sé que ya no voy a encontrar en Madrid carreras donde se pueda recuperar aquel espíritu auténtico, humilde y esforzado de antaño.

Por eso sólo me encontraréis en el Maratón Popular de Madrid una vez al año.  Es mi manera de homenajear a la única carrera que es imposible terminar si no te has tomado tus entrenamientos medianamente en serio durante al menos 3 meses. Y quizá algún día vuelva a Londres, a terminar ese maratón que nunca pude comenzar.

Seguro que ya no tengo la ilusión de antes, y por supuesto, ya no voy al ritmo de antes, pero me siento MUY acreedor de un sitio en la salida de esa carrera alrededor de la cual han girado tantas tardes de sudor y tanta ilusión durante tantos años.

Saludos a todos.

Categorías
desarrollo personal emprendimiento

La pregunta clave para diferenciarte no es «qué haces» sino «por qué lo haces».

Esta mañana hemos estado hablando en una entrevista sobre lo difícil que a veces resulta transmitir el modelo de negocio de una
empresa que empieza a sus potenciales clientes.  Relatar de forma concisa a qué te dedicas y lo que puedes ofrecerles es casi el primer paso para echar a andar.

Lo
que haces

Es lo que los expertos en estrategia empresarial (que me aburren bastante) llamarían “misión” de la empresa.  Se trata
de definir el negocio al que se dedica la
organización, y (esto ya es para nota), las necesidades que pretende cubrir con
sus productos y servicios.

Aquí tenéis tres ejemplos de los cientos que
podéis encontrar fácilmente en Internet. 
Parece que tener una misión en la web corporativa es algo muy socorrido:

  1. Gas Natural: la Misión del Grupo Gas Natural es
    atender las necesidades energéticas de la sociedad, proporcionando a sus
    clientes servicios y productos de calidad respetuosos con el medio ambiente, a
    sus accionistas una rentabilidad creciente y sostenible y a sus empleados la
    posibilidad de desarrollar sus competencias profesionales.
  2. Iberiaes ofrecer servicios de
    transporte aéreo, aeroportuarios y de mantenimiento de aeronaves que satisfagan
    las expectativas de nuestros clientes y creen valor económico y social de
    manera sostenible.
  3. Apple: Apple designs Macs, the best personal computers in the world, along with
    OS X, iLife, iWork and professional software. Apple leads the digital music
    revolution with its iPods and iTunes online store. Apple has reinvented the mobile
    phone with its revolutionary iPhone and App Store, and is defining the future
    of mobile media and computing devices with iPad.

¿Por
qué lo haces?


Future
Sin embargo, la esencia de la empresa opino que
nunca está en ese tipo de definiciones de consultor, relacionadas con lo que haces

Más allá de la actividad que realizas en el día a
día, lo que te va a diferenciar de tus competidores es ese motivo, propósito o razón
de ser de la empresa
: y esto me vale tanto para grandes marcas, como para un
pequeño negocio.

No sé qué os habrán parecido esas misiones empresariales,
pero lo verdaderamente importante no es que las enmarquen y coloquen en la
recepción de la empresa, o en los despachos de sus ejecutivos, sino que ese
modus operandi permee todas las arterias de la empresa
(su gente, sus procesos
y su comunicación externa).

Este objetivo común es lo que hace que nos mole
trabajar en una empresa: ese momento mágico en el que estamos identificados
personalmente con lo que la empresa hace y ofrece, con su “sueño”.  
Y para llegar a este objetivo común, opino que
debemos responder honestamente a la pregunta ¿por qué lo haces?

¿Por qué hacemos lo que hacemos?

¿Qué pasaría si hiciésemos esa pregunta a Gas
Natural, a Apple y a Iberia? 
Hipótesis:

  1. Gas
    Natural
    tendría la oportunidad de añadir matices a una
    misión que a mí me parece monolítica, explicitando cuáles son los motivos que
    lleva a la marca a ejercer su actividad en el mercado.
  2. Iberia
    se vería obligado a dar un paso más, y salir de esa misión cliché que cualquier
    otra línea aérea podría firmar.  Y especificar,
    cómo quiere mejorar su experiencia de moda que ello revierta positivamente en
    las vidas de sus usuarios.
  3. Apple nos hablaría de su sueño de liderar la evolución de la tecnología para que ésta sea cada vez más accesible a las personas hasta convertirse en una experiencia útil en muchos órdenes de nuestras vidas, en casi cada momento del día (trabajo, música, contenidos audiovisuales, lectura…).

¿No pensáis que sin estas reflexiones, las
misiones que hemos visto más arriba se quedan convertidas en brindis al sol?
 

¡El
por qué puede mantenerte a flote!

Estoy profundamente convencido que el reto de tu
marca siempre tiene que ver con ser capaz de responder a esa pregunta.

Me gusta mirar al batacazo más grande de mi
carrera
, del que hablé en mi primer libro, para encontrar un ejemplo.  Nuestra cadena de hostelería, que llegó a facturar
cerca de un millón de euros y contar con más de 20 empleados, cometió un error de bulto. Creo que definimos a la perfección nuestra
actividad
(ofrecer comida rápida y sana a ejecutivos en el centro de las
grandes ciudades) pero nos olvidamos de que el "por qué" era más importante todavía que ese "qué".

Realmente, sí teníamos un por qué.  Que era tan pragmático como “forrarnos
por el camino”.  Esto puede ser un por qué pero por sí sola no es una convicción que pueda guiar el cómo haces tu trabajo.

Y en ausencia de una potente convicción detrás de la actividad
(que quizá debió haber sido algo parecido a cuidar de nuestros clientes al mediodía “con el
cariño de una madre” para que comiesen igual de bien y equilibrado que en casa),
el barco se fue a pique rápidamente en
cuanto el mar se puso bravo.

Estoy igualmente convencido de que estas convicciones (de haber existido) nos
habrían permitido reforzar el valor prestado a los clientes en los restaurantes
.  Ya que en épocas de turbulencias (el negocio
se fue a pique en 2009, cuando la crisis nos estaba ya azotando con toda su
fuerza), las necesidades de los clientes se reconfiguran, al igual que la
elasticidad de los bienes que comercializas. 
La contracción en el consumo hace que lo que antaño era un producto bien
valorado, sin sustitutos perfectos y por tanto teóricamente inelástico a
variaciones de precio, se transforme en un pseudo-comodity de forma que una
gran parte de los clientes te abandonarán por cualquier oferta similar que sea
más agresiva en precio.

Eso es todo por hoy: aconsejo dedicar tanto tiempo (o más) en escarbar bien y descubrir si realmente hay un motivo para lo que haces, detrás de eso que haces…


Categorías
desarrollo personal

El síndrome de «no hacer nada a toda ostia»

No hacer nada a toda ostia

Un buen amigo solía decirme mientras hablábamos sobre el servicio militar que la cosa en el cuartel consistía en ir a toda leche todo el día.  De sol a sol: aunque realmente no tuvieses nada mejor que hacer que pasar el mocho o salir a formar.  


La p mili
La dinámica de trabajo consistía en fomentar un clima de estrés constante.  Correr, correr y correr… Se trataba de dar la imagen de que el grupo, y cada recluta en particular, estaba haciendo mucho.  Eso sí, lo que se dice trabajo útil, se producía muy poco.

Afortunadamente aquella mili despareció para siempre, pero esa es otra historia…

Cuando la nueva mili es el trabajo

Salimos de la mili (los que la hicimos) y nos metimos de lleno en el mundo del trabajo.  

Que a veces nos parece una especie de agujero negro, una fuerza indomable a la que no puedes dominar y que te arrastra, a 200 por hora, en una dirección casi siempre errática.  La de no hacer nada a toda ostia.  Seguro que si muchos de nosotros nos hacemos la pregunta de cuántas reuniones de las que hemos mantenido, cuántas llamadas telefónicas hemos hecho o contestado y cuántos mails hemos enviado que realmente nos hayan servido para avanzar en distintos proyectos, la respuesta sería que muy pocas.

¿Podemos hacer algo al respecto? ¿O esa carga de trabajo improductivo que nos exige estar al pie del cañón 12 horas al día es inevitable?  ¿Es la cultura de la empresa en la que trabajamos la que manda, o somos nosotros los culpables, porque nuestra propia desorganización nos mete en una espiral de estrés e improductividad?

Os doy mi opinión: observo a la muchísima gente que se queja porque trabaja mucho.  Y seguramente sí que le echan muchas horas.  Voy a ser totalmente sincero: en el fondo no sufro demasiado por ellos.  Porque al observarles, descubro alguno (o todos) entre los siguientes signos externos:

  • tienen la mesa parecido a esta:

 

Mesa

  • trabajan con checklists con decenas de prioridades diarias: obviamente, esto se hace imposible de gestionar,
  • no planifican anticipadamente sus agendas,
  • el buzón de correo petado y una larga lista de mensajes sin contestar
  • no tienen tiempo para comer,
  • no tienen tiempo para hacer deporte, 
  • no tienen tiempo para descansar junto a los suyos las suficientes horas,
  • hablan, y hablan y hablan… aunque las conversaciones no sean relevantes para tomar decisiones.  Si las conversaciones no llevan a ningún lado, ¿por qué extenderlas hasta el infinito?

Hace algunos años tuve la oportunidad de trabajar en Gran Bretaña.  En una consultora.   Es exactamente como lo habréis oido contar:  allí la gente no se queja tanto por el volumen de trabajo que tiene.  Y a todos se les cae el lápiz a las 5.  Y os puedo asegurar que no dejan el trabajo sin hacer.

Cosas que puedes hacer ahora mismo para mejorar (si quieres, claro…)

  1. Considera
    la ley del rendimiento decreciente:
    el economista británico de orígen judío David Ricardo logró demostrar que, por encima de un determinado nivel de
    producción, añadir nuevos recursos a la cadena simplemente no compensa, porque no te va a ayudar a ganar más (dicho claramente).  De la misma manera, por encima de un determinado número de horas de trabajo, te conviertes en un zombie.  No eres útil, de modo que es mejor que te vayas a tu casa.
  2. Minimiza distracciones:  en particular el mail (deberías tenerlo cerrado, y abrirlo solo cuando necesites chequearlo), internet (filtra la información que realmente te interesa recibir con fuentes RSS, suscripciones por mail y sobre todo Twitter o caerás en la famosa Infoxicación) y llamadas telefónicas a destiempo.  No pasa nada por apagar tu teléfono cuando necesitas máxima concentración.
  3. Agiliza la toma de decisiones:  independientemente de nuestra posición en una empresa, TODOS tomamos decisiones.  Mareamos la perdiz porque tenemos miedo a equivocarnos.  Es mucho peor la inacción que la equivocación.  Calcula los riesgos, sí, pero consigue la información que necesitas para tomar la decisión y tómala.
  4. Habla cuando tengas que hablar, si no cállate: a riesgo de que parezcas un borde.  Si no necesitas hablar 15 minutos por teléfono para resolver una nadería, no lo hagas.  Si esa reunión se puede zanjar en 15 minutos fijando unos objetivos claros al inicio, yendo al grano y alcanzando unas conclusiones y asignando responsabilidades al final, ¿por qué tirarnos 3 horas?
  5. Resume, resume y vuelve a resumir lo que escribes:  mails, memos, informes de reunión, presentaciones.  Se atribuye a Winston Churchill la siguiente frase al final de una misiva:  "…siento una carta tan larga, no he tenido tiempo para resumirla".  Con la concisión ganas tú y quienes reciben tus comunicaciones.
  6. Optimiza
    tu espacio de trabajo:
    si tu mesa es una pocilga, tu trabajo será lo que hay a menudo en el suelo de las pocilgas… Si tu mesa está limpia, tu mente está limpia y producirás mejor.  Contrastado.
  7. Y sobre todo y lo más importante: como he oido decir a (Sir) Richard Branson, lo más importante eres tú.  Si después de seguir todas estas prácticas llegas a la conclusión de que sigues "no haciendo nada a toda ostia", te recomiendo que inicies un nuevo camino profesional en otra empresa que respete tu vida un poco más.  Sé que no es el mejor momento para cambiar, pero es peor que los días se te escapen como arena entre los dedos (perdón por el símil ñoño y facilón).

Como última recomendación, te recomiendo seguir a Think Wasabi, el mejor blog que conozco sobre temas de productividad personal.  Su autor sí que es un experto en estos temas.  Yo simplemente me limito a observar la cabezonería con la que algunos insisten en convertir su vida profesional en un tormento.

Saludos a todos.

Categorías
desarrollo personal negocios

Cerrar una empresa que no funciona: ¿rendirse «como un cobarde» o abandonar una quimera?

La trampa de la perseverancia

Estaremos de acuerdo en que la educación industrial que recibimos en el colegio y en la Universidad no nos programó para ser emprendedores sino trabajadores por cuenta ajena.   En ausencia de un bagaje académico que nos enseñase por dónde tirar, los que un día decidimos dejar nuestros salarios, comodidades y corbatas para emprender, no tuvimos otra fuente de la que aprender que los libros de emprendimiento.

En  ellos descubrimos que al parecer existía una fórmula mágica para emprender:

Idea genial + esfuerzo continuado = éxito seguro

Una fórmula que si seguíamos a pies juntillas no nos permitiría fallar.


Perseverancia
Pues no.  No funciona así.  

No hay nada esencialmente malo en trabajar con determinación, pero lo que es importante entender (y a mí me ha costado tiempo y dinero hacerlo) es que se trata una condición necesaria pero no suficiente.  Hay momentos en los que no vas a alcanzar los objetivos que te has marcado, independientemente de lo duro que te lo curres.  Independientemente de tu determinación y tu capacidad de aguante. Luego te doy mi opinión de por qué.

Montando sobre un caballo desbocado

En estos casos la perseverancia, el afán por seguir adelante (que es hermano de la autoexigencia y el miedo a fracasar) puede ser tu peor enemigo.

Ayer en Sant Cugat hablaba a un espléndido grupo dejóvenes emprendedores de Yuzz sobre estos temas. Les explicaba que apenas he montado a caballo un par de veces en mi vida.  Y que la experiencia (precisamente por mi inexperiencia) ha sido más que negativa: el caballo trotando libremente y yo botando encima, acojonado como un pelele.  

Es la imagen más clara que se me ocurre para explicar el efecto adverso que el exceso de ambición puede causar en vuestras vidas: hacer que subáis a un caballo desbocado, que no podéis controlar y que os lleva irremediablemente al desastre.


Caballo
Un negocio siempre se puede abandonar

Se atribuye a Woody Allen la frase de que "un hijo es el único acontecimiento de la vida que luego no se puede rectificar".  E.d. podemos cambiar de trabajo, hasta de profesión, emparejarnos, incluso casarnos, y con mayor o menor frustración, si la cosa no va bien es posible soltar…alejarnos de aquello que nos hace daño paraemprender un nuevo camino.  

¿Por qué un negocio funciona de modo diferente?  ¿Por qué sus tentáculos nos enganchan de tal modo que no podemos soltarnos?  Fundamentalmente porque en nuestra sociedad la principal vara de medir del éxito personal es:

Dinero + Poder + Reconocimiento ajeno

Todos ellos logros fácilmente asociables con un emprendedor exitoso.  No con uno que fracasa.  

Una visión parcial consecuencia de los valores que nos han inculcado desde niños.  La realidad es otra: no pasa nada por rectificar una mala decisión empresarial, abandonando un proyecto en un momento dado. Cuando cerré mi primera empresa me di cuenta que mi carrera no era una línea recta que se dirige a la cima o al precipicio, sino una línea en zig-zag donde a veces a un avance le sigue un retroceso.  O vicecersa.

"La línea entre el éxito y el fracaso es muy fina" 

La única manera que conozco para saltar de ese caballo desbocado que es la autoexigencia por el miedo a fracasar es relativizar el miedo a fracasar.  Dándonos cuenta de que siempre hay un mañana, un nuevo proyecto y hasta una nueva empresa.  Siempre.

El fracaso es un concepto relativo y la línea que lo separa del éxito es muy fina.  Esta frase no es mía, sino de Sir Richard Branson, un reputado empresario, padre de sonoros éxitos empresariales como Virgin Atlantic o Virgin Money, pero también de sonoros fracasos como Virgin Cola, Virgin Records o los deficitarios y criticadísimos Virgin Trains.

¿Cuándo decir basta?

La respuesta es bastante más sencilla de lo que parece.  

El mundo del emprendimiento se parece más a un arte (tienes que lidiar con cientos de variables, muchas de las cuales dependen del impredecible comportamiento de tus clientes) que a una ciencia.  Si yo tuviese la fórmula mágica para no volver a fracasar, no estaría al frente de una PYME en Madrid, sino asesorando a Obama en Washington, o mejor aún, a algún mandatario caribeño (el clima es mejor y se puede echar la siesta bajo un cocotero).

Tal fórmula simplemente no existe.  Pero lo que sí aprendemos los que hemos sufrido un serio revés en una actividad empresarial, es que nada justifica una situación de sufrimiento continuado.  

Si a la pregunta que formulaba Steve Jobs en su célebre charla de Stanford, respondes que "si hoy fuese el último día de mi vida no querría dedicarlo a trabajar en mi empresa", es que has llegado a ese momento de decir basta.  No esperes más.

Bonus: 4 lecturas que te recomiendo sobre cuándo/cómo/por qué cerrar un negocio/proyecto que no funciona:

  • The Dip (Seth Godin):  breve y conciso (quizá algo falto de rigor) como son todos sus libros, pero tremendamente original e inspirador.  Para entender cuando hay que "chapar".
  • Game Over: los 13 errores que me llevaron a cerrar mi empresa (servidor).  De lo único que me arrepiento en relación a la empresa que tuve que cerrar destruyendo más de 20 empleos y sufriendo importantes pérdidas personales, es de que mi exceso de autoconfianza (llamadle soberbia si queréis) me impidiese ver que debía cerrar mucho antes.  Los quebraderos de cabeza habrían sido mucho menores.
  • El hombre que tuvo la fortuna de fracasar (José Luis Montes): ayuda a entender que tomar la decisión de "soltar" puede ser un verdadero paso adelante.
  • Why Smart executives fail (S Fieldkestein): aquí sí que hay rigor.  Es un estudio en profundidad de 50 empresas americanas durante 6 años que analiza las causas más recurrentes de los colapsos empresariales.  Os adelanto que, de un modo u otro, todo tiene que ver con el ego y la incapacidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes.

Saludos a todos.

Categorías
desarrollo personal publicidad para recordar

Joven publicitario encuentra trabajo enviando una canción en lugar de un CV

No es fácil encontrar trabajo. Sobre todo si haces lo mismo que todos los demás

Nacho (Twitter @NachoSSoul) es un joven estudiante de publicidad que, como muchos otros, se encontró con el mercado laboral cerrado a cal y canto en cuanto terminó sus estudios.


Nacho
Estamos en crisis.  Eso lo sabe todo el mundo.  Y el sector publicitario, que ha perdido un 50% de su inversión desde el 2007, (una caída de 4.000 millones de euros), es uno de los puntos flacos de la economía.  A la susodicha crisis se une un cambio de dirección brutal del modelo de negocio.  Las agencias comienzan a sufrir la exigencia de sus clientes, que les piden dejar de ser "churrerías de anuncios efectistas" y convertirse en "consultores capaces de producir comunicación que el consumidor sí quiera ver".  Casi nada…

En este contexto, Nacho podría haber hecho lo mismo que todo el mundo:  enviar 200 CV´s junto a a 200 cartas sin personalizar a 200 agencias de publicidad que no solo no están ampliando sus plantillas, sino que las están comprimiendo.

Una canción en lugar de un CV

Podría haber enviado esos 200 CV´s.  Yo también los envié en su momento al acabar la carrera.  Y los recibo a diario en la ofi.

Y sin embargo decidió escribir esta canción y enviarla a la persona que se encargaba de las contrataciones en la agencia en la que quería trabajar.  Haz click para escucharla:


Contraten estas ideas

Como consecuencia de esa "frikada" que yo jamás me habría atrevido a hacer, Nacho consiguió una entrevista en esa agencia.  Y le ofrecieron un trabajo como redactor.   

Gracias por recordarme uno de los principios básicos de la comunicación

Conozco a este joven publicitario personalmente, porque fui profesor suyo en la Escuela de Publicidad.  Hace unos días, en su ceremonia de graduación, tuve el placer de escuchar esta historia de su boca, y le pedí que me enviase información para escribir este artículo.

Porque me di cuenta de que me estaba recordando algo importantísimo, y que olvido muy a menudo.  Olvidamos que para transmitir un mensaje publicitario es necesario que éste sea interesante para nuestro interlocutor.  Que le diga algo relevante y útil.  Es más, que le haga sentir especial.  Eso es justo lo que Nacho consiguió con esta canción 100% personalizada a su destinatario.  

Sé que este blog lo leeis muchos estudiantes y este último párrafo va para todos vosotros.  Si estás en una situación parecida, en medio de este tsunami de mierda que ya ni siquiera recordamos cuándo empezó, ni sabemos cuando acabará, ahórrate los mailings indiscriminados.  

No sirven para nada.  

Dedica el 100% de tu tiempo, y el 100% de tu talento, en intentar conseguir trabajo.  Cada mañana, cada tarde, por lo menos 8 horas diarias.  Tu trabajo es buscar trabajo: hazlo con todo cariño.  ¿O acaso intentarías encontrar novio/a introduciendo 200 cartas impersonales en 200 buzones de tu ciudad?   Mucha suerte.