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VIEJA Y NUEVA PUBLICIDAD: ENTENDER LA DIFERENCIA CON 2 IMAGENES

En publicidad tendemos a complicar innecesariamente las cosas.  Vivimos tiempos tormentosos donde:

  • La inversión en anuncios ha decrecido tanto como en ladrillo en los últimos años.
  • Los consumidores no se enteran de lo que queremos contarles porque nos dedicamos a interrumpirles, con lo cual su predisposición natural es zapearnos y mirar para otro lado.
  • "Publicidad", que debería ser un término neutro (la RAE lo define como "extender la noticia de las cosas o de los hechos" e.d. simplemente "comunicar"… ¿hay algo malo en eso?), se ha convertido en algo peyorativo, sinónimo de "propaganda" ("acción o efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores").

Y en lugar de revisar lo que estábamos haciendo mal y subrayar con claridad los deberes que conviene hacer para retomar el rumbo adecuado, nos enzarzamos en disputas:

  • Innecesarias:  ¿on u off? ¿Alguien piensa todavía que Internet es un medio? ¿No será más bien un habitat, el único habitat donde TODO el contenido, y por tanto toda actividad de comunicación, tiende a residir…?
  • Obsoletas:  ¿BTL o ATL? ¿Nos hemos dado cuenta de que estamos en el siglo XXI, que establecer contacto con un consumidor es ORO PURO, que el medio no es el mensaje, que lo que contamos y no dónde lo contamos vuelve a tener la máxima trascendencia? (esto no lo sostengo sólo yo: la idea es de Kevin Roberts de Saatchi, autor del conocido libro "Lovemarks").
  • Irrelevantes: ¿branded content?, ¿advertainment?, ¿native advertising?, ¿inbound marketing? ¿Qué mas da? Si tenemos la más remota idea de lo que el consumidor quiere, ¿por qué no invertirmos nuestro tiempo en desarrollar metodologías eficaces para ofrecérselo en lugar de sostener debates intrascendentes?

Lo que el consumidor quiere

Personalmente hace años que tengo bien claro lo que el consumidor quiere.  

Fundamentalmente dos cosas:  que no le tomemos  el pelo y que no le hagamos perder el tiempo.

Quiere que lo que le contemos en nuestra comunicación de marca sea útil.  Enséñame algo que yo no sepa o bien ofréceme entretenimiento y me pensaré si quiero ser amiguito tuyo.  Interrúmpeme con mensajes comerciales repetitivos y predecidbles, y me alejaré antes de que te puedas dar cuenta.

Imagen 1: la única publicidad sostenible

Hace unos días, volviendo de Levante con mi familia, paramos en un pueblo de la provincia de Albacete a comer.  En la entrada del bar estaba colgado este cartel de Agrohumus, un fabricante local de fertilizantes (pequeño tirón de orejas por comunicar al pie del cartel una web que está en construcción:  oportunidad perdida si vuestro target, interesado al leer el cartel, busca más información sobre vosotros).

Más allá de eso, lo que comunican es la celebración de una charla informativa sobre cómo recuperar un terreno dañado: algo que imagino 100% útil para quien trabaja la tierra.  Para asegurar el éxito de la convocatoria no la organizan solos, sino de la mano de una de las cooperativas agrarias locales.  Una charla que además se convierte en un evento de networking con los agricultores.

Agrohumus.es

Permitidme que os diga con toda claridad que esta actividad (directa, sencilla, sincera, integrada en su entorno, útil al target) debería hacernos sonrojar a todos los que trabajamos en publicidad.  

Imagen 2: la vieja publicidad

Ejemplos como éste nos demuestran con toda lucidez lo fácil que puede ser acercarnos al usuario como facilitadores en lugar de interrumpirle como propagandistas (que es en lo que realmente nos hemos convertido).

Y a pesar de eso, abotargados en nuestra propia soberbia:

  • nos preocupa más lucirnos con titulares ocurrentes que demostrar a nuestros clientes que de veras nos interesan,
  • nos preocupa más llamar la atención fugazmente que resultar creíbles a quien nos ve.

Esto es, en definitiva, lo que seguimos haciendo (foto tomada dos horas más tarde que la de Agrohumus, en la entrada de mi casa): 

Cerrajeros

De vuelta al trabajo tras unos días de descanso, pienso en la paradoja de haber encontrado una comunicación más amable al usuario, indudablemente más eficaz al anunciante (y en definitiva más moderna y sostenible!) en una zona rural de Castilla la Mancha.

Mientras el 99% de la publicidad que veo a diario en una gran ciudad como Madrid denota un absoluto desinterés por el consumidor, por su privacidad y por su tiempo.  Siendo el consumidor el único de quien al final depende que el sistema funcione si se interesa en lo que le contamos, empatiza con nosotros y en algún momento adquiere el producto o servicio publicitado.  

Y denota un desinterés todavía mayor por las marcas que pagan las facturas consiguiendo muy poco a cambio.

Saludos a todos.

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¿En qué fallan las agencias? 5 caminos hacia la nueva publicidad

Renovarse o morir

El modelo de negocio de las agencias de publicidad está llamado a reorientarse profundamente.  Renovarse o morir.

Reset

El creciente desinterés de los consumidores en los anuncios es consecuencia de la fragmentación de las audiencias y la llegada de nuevos dispositivos tecnológicos que nos permiten "autoprogramar" aquellos contenidos que queremos ver, donde y cuando queremos verlos y frecuentemente, libre de interrupciones publicitarias.  La tozuda persistencia en un modelo basado en eso: en interrumpir y en repetir, nos hace darnos de cabeza con la desconfianza de los anunciantes, más necesitados que nunca de justificar el ROI de cada céntimo que invierten en comunicar sus marcas. 

Una parte de la profesión (gente tan prestigiosa aquí como Toni Segarra, o en Estados Unidos como Jeff Hicks de Crisping, Porter y Bogusky), está convencida de la necesidad de un profundo cambio de orientación. Que lleve a la publicidad a convertirse en algo que el usuario quiera recibir e incluso busque proactivamente (como lo hace con los contenidos), en lugar de algo que aborrece y desea esquivar.

¿Qué buscan realmente los anunciantes?

Engagement

El estudio de Grupo Consultores "Content Scope 2013" (una encuesta realizada entre 142 ejecutivos de Marketing, pertenecientes a los top 800 anunciantes según el ranking Infoadex 2013) en el que tuve la oportunidad de participar hace unos meses, nos aporta algunas claves.  

  • El 81% de los encuestados piensan que el "engagement" es el principal objetivo para el que los contenidos de marca ofrecen una respuesta eficaz.  En este sentido, deduzco que los anunciantes comienzan a ser cada vez más conscientes de la las limitaciones de la publicidad, capaz de generar picos de notoriedad para sus marcas, pero ineficaz a la hora de generar engagement.  Y cuando hablo de engagement no lo hago en un sentido táctico: las marcas no ganan nada con coleccionar followers o likes en redes sociales.  De hecho ambas cosas requieren muy poco esfuerzo y son más bien gratuitas.  Hablo de engagement en un sentido estratégico: engagement es involucrar a tu audiencia hasta el punto de convertir a tus clientes en fans de tu marca.
  • Casi 3 de cada 5 de estos anunciantes declaran haber realizado acciones de Branded Content.  Pero casi un 40% de ellos no cree que esas iniciativas sean importantes en la estrategia de la marca.  Paradójico: ¿contar la historia de la marca de la que el usuario debe enamorarse no es estratégico?  Entonces, ¿qué es estratégico?
  • Sin embargo, observo que existe un gap gigantesco entre la percepción que los marketinianos tienen sobre el carácter intrusivo de la publicidad tradicional, y la percepción que tienen los consumidores.  Me explico: el 41% de los anunciantes opinan que el consumidor tolera bien la publicidad.  Enmis propias investigaciones, he detectado que tan sólo un 5% de los individuos lo hacen.  Mucha diferencia, ¿no?
  • Por último, existe una gran confusión respecto al modelo de agencia a la que recurrir. Agencias "creativas" (me pregunto qué agencia puede dedicarse a esto sin aplicar la creatividad a su trabajo…), compiten con agencias de medios, incluso lo hacen con productoras o medios (carentes ambos del know how necesario para asesorar a la marca en el ámbito de la comunicación).  Y si me permitís añadirlo, veo menos espíritu de colaboración del que me gustaría: simplemente porque cada cual prefiere ocultar sus carencias (las agencias de publicidad no saben de entretenimiento y las productoras no saben de branding) en lugar de paliarlas con la ayuda de un partner.

En definitiva, percibimos la necesidad de apostar por una publicidad no intrusiva (sea lo que sea eso…), pero de momento nos limitamos a hacer pruebas con gaseosa.  No vaya a ser que por dejar de concentrar los recursos en lo mismo de siempre, si no nos va del todo bien, nos quedemos con el trasero al aire.  Más vale lo malo conocido…

¿Y qué les estamos ofreciendo realmente? 

Hace un par de años tuve la ocasión de palpar estas realidades en dos proyectos de reposicionamiento de dos agencias que me pidieron ayuda.  En aquel momento realizamos un análisis del sector, identificando un amplio grupo de 55 agencias a las que estudiamos a fondo.  Las conclusiones a las que llegamos en nuestro intento por encontrar ámbitos de especialización y diferenciación entre las agencias fueron estas:

1. De espaldas al consumidor.  Si la comunicación del futuro es exogámica (su epicentro debe residir en el consumidor y no en la marca), en casa del herrero, cuchillo de palo.  Porque la comunicación de las agencias es mayoritariamente endogámica: yo, yo, yo, mis proyectos, mis clientes, mis soles o leones, pero ni media palabra sobre cómo palpo lo que el target quiere cuando desarrollo una campaña.

2. El síndrome del hombre orquesta.  En la era de la micro-segmentación, la mayor parte de las agencias no apuestan por la especialización en ámbito alguno.  En lugar de buscar labrarse un poisicionamiento diferencial en un ámbito concreto, se convierten en médicos de cabecera que entienden de todo, que saben de todo, que pueden aportar valor en todo.  Y  eso ya nadie se lo cree.

3. Relacionado con lo anterior, la comunicación de las agencias estudiadas muestra mensajes difusos que no ayudan a clarificar en qué son realmente buenos: hay tantas ofertas que éstas terminan compitiendo entre sí.  En un mundo sobresaturado de ruido, la publicidad de las propias agencias no hace sino sumarse a ese gran estruendo publicitario.

4. ¿Dónde están las personas?  En un negocio de servicios que se nutre fundamentalmente de dos cosas: los procesos y la calidad profesional de las personas, no vimos ni media palabra sobre los equipos. ¿Quiénes son?  ¿En qué son buenos? ¿Qué tipo de know-how podemos aportar a los clientes?

5. ¿Dónde está nuestra generosidad?  En un mundo sobresaturado de información donde estamos hablando de la importancia que tiene ofrecer contenidos de valor en lugar de promesas comerciales, las agencias nos olvidamos (una vez más) de lo que predicamos, y soltamos discursos vendepeines en lugar de ser generosos compartiendo lo que sabemos.

Algo de autocrítica, por favor? 

Reviso estos hallazgos y pienso en que necesitamos grandes dosis de autocrítica: 

  • Para hablar menos de nosotros y de los premios que ganamos y más del consumidor a quienes nos dirigimos.  Blogs como el admirado (y con razón) ETC de Territorio Creativo, nos demuestran que la mejor manera de vender es demostrar un know how, compartiendo contenido útil con generosidad y sin miedo.
  • Para especializarnos: nadie puede ser todo para todos.  Ni en gran consumo ni en publicidad. Cherchez le creneau, decían Ries y Trout en "Posicionamiento".  Busquemos el hueco: con un sector publicitario en profunda reconstrucción, es el mejor momento para buscarlos, identificarlos y capitalizarlos.  Me gusta, por ejemplo, WayToBlue, una agencia centrada en la comunicación en los sectores de cinematográfico y de videojuegos con la que he trabajado recientemente.  Me gusta Millenium,una una agencia británica especializada en individuos de más de 50 años.  Me gusta Buzz Marketing Group, fundada por una joven empresaria a los ¡veinticuatro años!: a través de un ejército de más de diez mil chicos y chicas desplegados por todo Estados Unidos, ofrece a sus clientes un altavoz permanente de las conversaciones entre chicos de 18 a 25 años.  Y ya que estamos, aunque tenemos un montón que mejorar también me gusta mi empresa, Pop UP!, la única que en España atesora 15 años de experiencia real en Marketing por un lado y música por otro. 

Eso es todo por hoy, gracias por estar ahí.

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Talibanes versus Reaccionarios: ¿como ves tú el futuro de la publicidad?

El pasado 28 de Febrero acudí a un evento organizado por/para publicitarios donde compartí con los asistentes las dos historias de las que hablo habitualmente cuando me piden mi opinión sobre el futuro del sector:

  • Que la publicidad tradicional ya no funciona: no porque lo diga yo, que soy un elemento minúsculo y más que prescindible en este mundo, sino por la avalancha de datos científicos (números, no opiniones) que soportan esta afirmación y la propia tendencia del sector, tan gris como la del ladrillo.  Descargaos libremente #D.E.P.SPOT si queréis leer más sobre este tema.
  • Que la ciencia cada vez reúne más evidencias de cómo activar el interés del receptor de un mensaje y así garantizar su eficacia.  Los que hemos investigado este campo tenemos cada vez mayor certeza sobre la necesidad de:  a) evitar las irritantes interrupciones,  b) apostar por mensajes lo más objetivos y lo menos egocéntricos posible y sobre todo  c) adoptar un enfoque narrativo (e.d. ir desarrollando un hilo narrativo en la comunicación de marca en lugar de repetir a dolor una misma pieza) 

Aquí está mi presentación (también descargable).

Talibanes

Permitidme que os cuente una historia que arranca un día de Mayo de 2009 (hace casi 4 años).

Ese día acudí a un evento sobre publicidad, en el que concurrían distintos profesionales.  Todos bien conocidos.  Al terminar el evento, flipado por la ausencia de autocrítica de los ponentes, pregunté a un directivo de una gran central de medios cómo era posible que siguiesen vendiendo tan alegremente a sus clientes un producto que sabían defectuoso, y cómo era posible que un producto cada vez más defectuoso costase cada vez más caro (por aquel entonces el coste por GRP seguía estando en lo más alto).  Me contestó llamándome talibán y diciéndome que "él tenía un cliente que cuando se anunciaba sí vendía más".

Como no tuve posibilidad de réplica, me fui a casa incómodo.  Y decidí comenzar a escribir este blog para decir lo que pensaba sobre la publicidad sin que me cortasen el micrófono.  Aquí está aquel primer artículo donde exponía mi experiencia en el evento.  Inmediatamente vino Pop Up Música, luego Big brother is dead (gracias al trabajo de 5 años recopilando información y al generoso prólogo de Risto Mejide), mi tesis doctoral sobre Branded Content y todo lo demás.

Corte al 1 de marzo de 2013.  

En la rueda de prensa que sigue a mi presentación que acabáis de ver, un directivo de una gran central de medios arranca su intervención llamándome talibán y diciéndome que "él tenía un cliente que cuando se anunciaba sí vendía más".  (Os prometo por mis niñas, que diría Maradona, que ambas historias son verídicas).

¿Reaccionarios?

Relatados los hechos de forma objetiva, os doy mi opinión.

Tengo una opinión positiva sobre gran parte de las que siempre hemos llamado centrales de medios (ahora les gusta llamarse agencias).  Entienden mejor que ningún otro eslabón de la cadena publicitaria de qué va el futuro del sector, disponen de buena información sobre el consumidor y están cerca de los medios.  Cuentan con buenos profesionales, poderosas herramientas de investigación y la mayoría están invirtiendo ya en unidades especializadas en la producción y difusión de contenidos de entretenimiento.

Y sin embargo en público siguen defendiendo a capa y espada la dictadura de los spots.

Si os digo la verdad, no sólo no me extraña sino que no esperaría otra cosa.  Os aseguro que creen en el contenido, pero saben que de momento siguen viviendo de los spots.  Quieren educar a sus clientes en la necesidad de comunicar mensajes de marca de otra forma, pero tienen miedo de que aprendan demasiado rápido y huyan.  Contribuyen a hilar una nueva metodología de trabajo para desarrollar Branded Content, pero se aferran a su zona de comfort (planificar y comprar espacio en medios).  Es al mismo tiempo contradictorio y comprensible.

¿Pueden publicidad y contenido convivir?

O dicho de otro modo, ¿podemos los talibanes abrazarnos con los reaccionarios?

Estoy convencido de que sí, porque ambos queremos lo mismo: una publicidad que el consumidor sí quiera ver.  Porque si la ve gustosamente, la recordará, empatizará con ella y con la marca anunciante y ello impactará positivamente sobre su intención de compra.

Es más, estoy convencido de que al spot sí le queda una función que cumplir, o mejor dicho tres:

  • Activar la notoriedad de una marca que nadie conoce.  Un spot puede decirle a un consumidor: ¡eh, oye, que estoy aquí¡, ¿te interesa conocerme?
  • Reactivar la notoriedad de una marca que estamos reposicionando.
  • Conseguir un impacto rápido, por ejemplo, para comunicar una promoción.

Y no es poco.

Lo que un spot ya no puede hacer en 2.013 es ganarse el corazón de los clientes para así transformarles en fans.  Consolidar un relación de fidelidad con un consumidor requiere de sucesivos puntos de contacto (y como apunta Wally Olins, uno de los padres del Branding, no hablamos solo de publicidad, sino también del producto, del punto de venta y las personas) que vayan desvelando el ADN de esa marca y "enamorándole".  

¿Tú crees que habrías logrado engatusar a tu chic@ a base de interrumpirle?  No le pidamos a las personas que toleren en las marcas lo que no toleran en otras personas.

Saludos a todos.

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El futuro de la publicidad no es Internet

Predicando desde lo alto de un cajón

Speaker´s Corner es un rincón en el gigantesco Hyde Park en Londres, donde cada sábado acuden decenas de oradores a contar sus historias a voz en grito desde lo alto de un cajón de madera. 

PredicadorLa mayoría son predicadores, con sus biblias en la mano y sus amenazas de condenación eterna.También es posible asistir a proclamas políticas, relatos de abducidos por extraterrestres, y discursos menores de locales saturados de cerveza que se unen a la función.

Parece ser que esta tradición data de mediados del siglo XIX y entre sus primeros oradores se encontraba el mismísimo Vladimir  Lenin.

El fenómeno de Speaker´s Corner es un residuo de los sermones de otros tiempos donde el emisor soltaba su perorata desde su púlpito y los receptores escuchaban sin derecho alguno a réplica. 

Es posible que hayas estado por allí de ruta turística y habrás comprobado que los predicadores de Hyde Park hablan sin parar, sin detenerse ni un sólo segundo.  Lo hacen así para evitar que cualquier comentario lúcido de los oyentes reste contundencia a su discurso.

Predicando desde la pantalla de la TV

Muchas marcas siguen utilizando aún hoy ese mismo enfoque al entablar cualquier tipo de comunicación con sus audiencias. Pretenden que sus marcas sigan vociferando desde desde lo alto de un cajón, que es la pantalla de televisión.  Y que los receptores escuchemos en respetuoso silencio. 

Seguimos haciendo lo mismo de siempre porque tenemos miedo al consumidor.  Tenemos miedo a que entablar un diálogo con éste le reste contundencia a nuestro discurso.

¿La revolución pasa por Internet?

La mayoría de los profesionales publicitarios a los que oigo hablar sobre el futuro de la comunicación de marcas hablan de que la supervivencia de la industria pasa por Internet.  Según ellos, Internet es el medio que más crece, el más dinámico, el que nos permite quitarnos la corbata y llamar de tú a los clientes por el mero hecho de que estén dentro del interfaz de una red social… En suma, para ellos Internet es el futuro de la publicidad.

Como te puedes imaginar, no estoy de acuerdo. 

Las tecnologías digitales tienden a converger:  Internet ya no es un medio, es una red universal que nos permite disfrutar al máximo de TODOS los medios (la prensa, las revistas, la televisión, la radio) con niveles de conveniencia y usabilidad mucho mejores que antaño. Cuando dentro de unos meses la tele de tu salón esté conectada a Internet y dispongas de una TDT interactiva (pero de verdad), ¿qué diferencia existirá entre la tele e Internet?

¿A quién interesa seguir trazando esas líneas anacrónicas entre los medios?

Evidentemente, a quien no está dispuesto a cambiar porque piensa que tiene mucho que perder.  Porque ni su mentalidad ni su estructura es la adecuada para adaptarse a la verdadera revolución pendiente.

La verdadera revolución pendiente

La revolución pendiente (pendiente pero inevitable, porque es el consumidor quien la exige) no tiene que ver con Internet: la red simplemente será un elemento ubicuo en nuestras vidas en el futuro.

La revolución tiene que ver con superar el actual enfoque de interrupción publicitaria ("push") y sustituirla por un enfoque "pull" donde yo acudo a la marca porque me ofrece un contenido magnífico que sí quiero ver.

Seamos sinceros: si los consumidores huyen de los bloques publicitarios como los ratones de los gatos y sin embargo se mueren por ver la última serie de ficción, ese enésimo partido del siglo o esa película que se acaba de estrenar, ¿no es ahí donde tienen que estar los mensajes de marca?

Saludos.